SARS CoV 2: cómo ella podrá acelerar la reducción del uso de los antibióticos mejoradores del rendimiento (AMDs) en la producción avícola

* Paulo Martins

«Nos encontramos ante el mayor experimento psicológico [aislamiento] que se ha realizado»». Eso fue lo que evaluó Elke Van Hoof, psicóloga de la salud de la Universidad Libre de Bruselas-VUB (Bélgica) en una entrevista con Scientific American (junio de 2020), una de las revistas de divulgación científica más grande de Estados Unidos. Esta frase es extremadamente impactante y muestra el nivel de estrés al que la humanidad está siendo sometida con la SARS CoV 2.

Además de los efectos psicológicos que trae la pandemia, los impactos físicos y biológicos también son de gran importancia. Los riesgos de propagar el virus no se limitan a la primera o segunda ola de la que tanto hablan los especialistas. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha advertido: el aumento en el uso de antibióticos para combatir la pandemia Covid-19 aumentará la resistencia bacteriana y, en última instancia, provocará más muertes durante y después de la crisis sanitaria.

Por lo tanto, no es exagerado decir que la amenaza de la resistencia a los antimicrobianos es uno de los desafíos más urgentes en la actualidad. Un documento publicado por el gobierno inglés en 2014 (“Antimicrobial Resistance: Fighting a Crisis for the Health and Wealth of Nations – HM Government”), citaba que en todo el mundo más de 700 mil muertes al año eran causadas por microrganismos resistentes a los antibióticos. Para tener una idea de la dimensión de lo que estamos viviendo ahora, a principios de agosto de 2020 el mundo alcanzó las mismas 700 mil muertes exclusivamente por la pandemia del SARS CoV 2.

Dicho esto, no se puede escapar del tema: la producción animal sin el uso de antibióticos. Ya es una realidad en varios países del mundo, incluso en Brasil. Consideramos que es un camino sin retorno, dado que las campañas internacionales, incluida la alianza tripartita entre la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), están en plena marcha – cobrando a los gobiernos y promoviendo cada vez más el concepto de “One Health” (concepto de salud único: hombre, animales y medio ambiente).

Y aunque los gobiernos se centran principalmente en la seguridad alimentaria, es decir, en garantizar que los alimentos estén disponibles para la población, las grandes cadenas de supermercados y los consumidores están más preocupados por la calidad de los alimentos; de hecho, los consumidores son más conscientes de cómo producir, sobre todo en relación con el bienestar animal y su rápido crecimiento.

Trabajando durante 44 años en la producción animal, tengo una opinión consistente: hemos llegado a un punto sin retorno con respecto a la eliminación radical de los antibióticos mejoradores del rendimiento (AMDs) y una reducción drástica en el uso de antimicrobianos terapéuticos. Y el hecho de que ya tengamos numerosas herramientas para reemplazar los antimicrobianos disponibles para todas las empresas del sector avícola es muy importante. Como ya vemos en Europa, el foco está en anticipar la detección de posibles problemas provocados por la producción animal sin el uso de antibióticos y resistencias a los antimicrobianos.

Aquí, se destacan los probióticos y los productos de exclusión competitiva (CE). Ampliamente reconocidos a nivel nacional e internacional, son alternativas efectivas, así como una solución en la prevención de enfermedades y síndromes en aves, jugando un papel importante tanto en el rendimiento como en la respuesta inmune de los animales.

Entre los beneficios de usar probióticos y productos EC, podemos enumerar:

• Producción de ácidos orgánicos (SCFA, ácidos orgánicos de cadena corta), bacteriocinas y otras sustancias;
• Descomposición de moléculas complejas ingeridas por el ave, favoreciendo la digestión y absorción de nutrientes;
• Producción de vitaminas y enzimas;
• Mejora de la función inmunológica intestinal;
• Reducción de la presencia de bacterias patógenas, como Salmonella, E. coli patógena (APEC) Clostridium spp.
• Mejora del rendimiento debido al aumento de peso, disminución de la conversión alimenticia y mortalidad.

Si bien existe una preocupación constante por el aumento de costos que pueden traer estas soluciones, mi respuesta es directa: el costo será el mismo para todos aquellos que estén dispuestos a competir en el mercado. Con desafíos similares, prevalecen quienes se enfocan en un trabajo serio, de largo plazo y no solo con metas a corto plazo.

Si es necesario planificar, ya existen empresas y cooperativas en el país que acumulan una gran experiencia en este sentido. Algunos incluso encontraron que, en varios meses del año, además del mejor rendimiento zootécnico, era posible reducir sus costos utilizando productos alternativos a los AMD.

* Paulo Martins es Director Técnico de Biocamp Laboratórios, veterinario, egresado de la Universidad de São Paulo, con amplia experiencia nacional e internacional en producción avícola.

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Con el sector en constante cambio, es necesario prepararse y adaptarse para seguir siendo competitivo. Experimentar y aprender de los desafíos que sin duda vendrán debido a la pandemia actual traerá la experiencia necesaria para estar más seguros en la adopción de las medidas necesarias cuando no se utilicen antibióticos. En este contexto, una visión diferente y la adopción de medidas de bioseguridad y de gestión que abarquen todas las etapas de producción son aún más decisivas. Aquí, contar con socios estratégicos será decisivo. Biocamp, además de tener en su portafolio soluciones que asisten al productor en la implementación de estas prácticas, cuenta con un personal técnico altamente especializado que puede ayudar en la búsqueda de mejores resultados de desempeño técnico y económico. Hable con uno de nuestros expertos.